El Pincel

Pincel 筆

CUATRO ANOTACIONES SOBRE EL USO Y DISFRUTE DEL PINCEL


1) – Aprendizaje kinestésico durante el uso del pincel


Durante el invierno del 2015, una persona que venía a las clases de los jueves, regresó de su casa y muy afligida me comentó:

       

-“Las hojas de bambú no me salían así que decidí cortar los pelos del pincel”


En ese momento tuve una interrupción de la actividad respiratoria y los pelos de la piel se me erizaron.

¿Cómo podía aquella persona haberle atribuido a una herramienta tan          noble la “mala” ejecución de un trazo tan simple y con tanta resonancia        como lo es la hoja de bambú?

¿Cuánto sabemos (o no) sobre las herramientas que usamos en la          práctica de la pintura y la caligrafía japonesas/chinas?  

En ese momento comprendí que mi relación con el pincel como herramienta-hermana era y es mucho más intensa de lo que yo consideraba a nivel racional.







     Para los profesionales y practicantes regulares de la pintura y la caligrafía japonesas los pinceles son UNA EXTENSIÓN NATURAL DEL CUERPO.


En el libro “Discurso acerca de la pintura por el monje calabaza amarga”, el maestro Shitao nos cuenta que una pincelada nace del CORAZÓN, recorre el HOMBRO, traspasa la articulación del CODO y la MUÑECA, se ramifica por todos los dedos que están -casi siempre- en contacto con el pincel y se materializa a través del pincel sobre la superficie de la hoja de papel. 


Este viaje de la energía a través de nuestro cuerpo, es una descripción que aparece a menudo en algunos tratados antiguos y que en nuestro caso ya forma parte de un buen hábito adquirido con conciencia y práctica. 


Como toda experiencia es intransferible, pero como todo conocimiento es posible de ser compartido, al menos desde el lenguaje del cuerpo. Es por ello que muchas veces para comprender los trazos que estudiamos en clase (tanto Elena como yo) tomamos las manos de nuestros alumnos mientras están ejecutando un trazo. En ese recorrido del “pincel a dúo” comprendemos cosas que sólo son posibles gracias a la KINESTÉSICA CORPORAL, recibimos información que, por efecto del movimiento y la vivencia, se convierte en un aprendizaje significativo.


Por eso repetimos una y otra vez: “No es necesaria tanta presión”, “El gesto debe continuar aunque el trazo se haya realizado”, “No te olvides de respirar mientas pintas”. Estas son algunas de las pequeñas y grandes acciones que permiten darle rienda suelta al pincel. El pincel del cual formamos parte. 



2) – Anatomía del pincel


Hace poco Elena me regaló un pincel que se llama “cabeza de ajo”, este pincel de pelos suaves es especialmente útil para pintar pétalos de flores tales como el crisantemo o la orquídea). Los pinceles toman para sus nombres referencias de la elementos de la naturaleza, al igual que las rocas nos recuerdan a nubes enroscadas.


Existen una vasta cantidad de tipos de pinceles según el

         1) - tipo de pelo (ciervo, conejo, caballo, gato, o la mezcla de alguno               de ellos, entre muchos otros)

         2) - la forma (“pincel de hoja de sauce”, “pincel de cabeza de gorrión”,             “pincel para caras” o “cabeza de ajo”)

         3) - longitud de los pelos del pincel. (largos, cortos, muy largos,                     medianos)

También los mangos pueden ser de madera, bambú, cerámica y plástico (este último es casi siempre el de menor calidad).

Pero algunas cuestiones siempre se pueden decir. Empezar las clases y a la semana tener cinco o seis pinceles nuevos nos demuestra que tenemos los medios materiales para adquirirlos. Empezar las clases y hacer al menos 100 folios de práctica en una semana nos demuestra que queremos profundizar en conocimiento del comportamiento de los pelos del pincel. No hay recetas unívocas para el uso de las herramientas, son elecciones basadas en el conocimiento y la experiencia.


Pero tal y como dicen los “puristas”, cuando el Sumi-e o el Shodo son un camino, con un único pincel basta.  



Nombrarlos todos en este post sería una larga tarea. Sin embargo resulta más útil aclarar que los pinceles no son buenos, ni malos: cada uno sirve para un momento específico. Así un pincel de pelo duro servirá para pintar las rocas y un pincel de pelos blandos para escribir Kana. Parte de nuestro aprendizaje es pasar por esas experiencias para saber qué es más cómodo, más simple, mas conveniente o más provechoso. 


Tanto Elena -como yo- usamos tan solo un pincel en nuestros primeros meses de estudio hace ya unos cuantos años. Ella sigue usando este pincel para hacer sus correcciones con naranja, tiene entonces más de quince años de práctica en su historial. Por otro lado, recientemente he descubierto que un pincel de cuatro euros, que compré en una tienda china de Madrid hace varios años, me ayuda a trazar los ensos más energéticos que jamás hubiese imaginado. Con esto quiero hacer notar que no existen “consejos universales” sobre el uso y disfrute de los pinceles. 

4) Una experiencia colectiva para hacer pinceles en Japón


En 2015, cuando hicimos nuestro primer viaje a Japón, visitamos una fábrica de pinceles y realizamos un taller en el que cada uno hizo su propio pincel.

Una serie de pasos llenos de procedimientos súper-especializados, donde se trabaja la motricidad fina. Procedimientos basados en una tecnología construida teniendo como base la sabiduría milenaria. Un gran aprendizaje, más que necesario para comprender de qué forma se construye esta herramienta.


Aquí podrás ver más fotos de los procedimientos aprendidos y siempre puedes acercarte a nuestros talleres en Madrid para seguir aprendiendo sobre ellos, nuestros grandes amigos los pinceles.


Luciana Rago y Elena Hikari

3) - Fudekuyo 筆供養 : el culto ancestral hacia los pinceles


Un rito japonés que nos gusta mencionar como referencia de la importancia de esta herramienta es el llamado Fudekuyo 筆供養, un culto ancestral hacia los pinceles que tiene absoluta vigencia en la actualidad.


Hay varios templos en diferentes lugares de Japón que festejan el Fudekuyo, pero uno de los más conocidos es el templo Tofukuji 東福寺, en Kyoto. Este templo fue construido en 1236 por encargo de Kujo Michiie, un gran estadista del Período Kamakura. Este templo es visitado por muchas personas el día del Fudekuyo, quienes llevan sus instrumentos de escritura (pinceles, lápices o incluso papeles) para el ritual de la hoguera, donde, después de unas oraciones encabezadas por los monjes del templo, son quemados. Incluso hay personas que envían sus pinceles para que los monjes se encarguen de quemarlos. Se dice que si el humo de la hoguera llega a tocarte, tu técnica de escritura puede mejorar.


La ceremonia budista comienza en la sala principal del templo, luego salen a la calle a desfilar con el Mikoshi, que es una capilla portátil donde portan los pinceles. Y por la tarde regresan para quemar los pinceles en la hoguera, y así dar las gracias por el trabajo cumplido.


Por supuesto y no es de extrañar que también tengan tumbas para los pinceles, llamadas Fudezuka 筆塚.


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