Este curso de pintura oriental constó de dos partes: el viernes con
una introducción teórica y proyección de imágenes, y contamos con la presencia de personas que asistieron de Costa Rica, México, Mataró, Segovia y de las afueras de Madrid; y el sábado nos juntamos a pintar y a mancharnos las manos y los codos con tinta china de verdad para hacer emerger las cascadas desde el fondo del papel.
En la videoconferencia
hablamos sobre la clasificación de las cascadas según el caudal de agua y la forma específica que adquiere en el paisaje. Cascada repisa, cataratas enormes, saltos de agua como una cola de caballo, cascadas multi-pasos, cascada velo y luego las reconocimos en pinturas de paisajes de montañas de pintores clásicos y contemporáneos.
El sábado en un hermosísimo encuentro pintamos las cascadas
haciendo aparecer el serpenteo del agua, la tinta salpicada, el ruido de los rápidos y también aparecieron las venas del dragón como ese hilo invisible que recorre y une el paisaje a lo lejos.
Pero ya dejamos el agua. Está empezando a hacer fresquito por las noches y nos volvemos más introspectivos para abrazar el otoño.
Gracias a todas las personas que han confiado en nuestro trabajo una vez más.